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Foto del escritorVerónica Tobeña

La cuarentena como oportunidad para sintonizar la educación con la cultura contemporánea

Actualizado: 5 nov 2020


Repensar el desafío de la cultura digital en el contexto de la suspensión de clases.

De la escuela biblioteca a la escuela laboratorio.




La declaración de la pandemia nos recuerda que la escuela sigue teniendo pendiente ajustar sus relojes al de los tiempos que corren. Pero ¿cómo encarar el desafío de la cultura digital?


Hace un par de años el investigador y analista cultural Carlos Scolari sistematizó los resultados de una investigación colosal(1) que se propuso invertir lo que suele ser un lugar común: en lugar de preguntarse qué hacen los medios con los y las jóvenes, encaró una pesquisa en 8 países de la que participaron 50 investigadores de 10 instituciones en la que exploró qué hacen ellos y ellas con los medios. Identificó una serie de habilidades y competencias transmedia que el contacto con la actual ecología de medios les permite cultivar a las nuevas generaciones. Y advirtió sobre la importancia de diseñar políticas educativas que tomen nota del aprendizaje que tiene lugar por fuera de la órbita escolar. El estudio de Scolari es señero para pensar cómo se transforma la función cultural de la escuela cuando cambia la cultura.


A este problema hacía alusión el filósofo italiano Umberto Eco hace exactamente trece años en un artículo (2) de divulgación que quienes nos dedicamos a pensar en los desafíos que le impone a la escuela la era digital nos cansamos de referenciar. “Disculpe profesor, en la época de Internet, usted ¿para qué sirve?”, lanzaba Eco. Su planteo se centraba en la función de guía que le cabe a los docentes en el contexto de sobreabundancia de información que nos toca vivir: “buscar, filtrar, seleccionar, aceptar o rechazar toda esa información” es tarea irrenunciable de la escuela, afirmaba Eco.


Un gran aporte para pensar cómo cambian los tiempos a la educación que, con la emergencia de Internet, se ve relevada de la función de transmitir un repertorio cultural para focalizar en el desarrollo de capacidades y competencias que permitan ser críticos ante la información y el uso del conocimiento.


Pero, ¿qué pasa con lo que efectivamente aprenden los jóvenes en su contacto con los medios?, ¿y qué nos dice de su proceso de aprendizaje? Los aspectos más sugestivos del estudio de Scolari se presentan bajo el título: Lo aprendí en un tutorial (3). Así reflexionan sobre cómo y qué aprende la “generación post-alfa”, los “bárbaros”, las “pulgarcitas”, los “millenials”, etc. Elijan el neologismo que prefieran para designar a esas “formas de vidas tecnológicas” que encarnan hoy quienes están en edad escolar. Intuitivamente estos mutantes reflexionan sobre cómo aprenden dando cuenta así cuán familiarizados están en el hábito de la metacognición, hoy tan valorado como un recurso escolar para promover el aprendizaje.


¿Qué aprenden? Aquello que tiene sentido para ellos aprender; no los motiva el deber sino la necesidad de encontrar respuesta a sus propias preguntas. Así que cualquier cosa que despierte su interés: los trucos para vencer en un videojuego, tips de maquillaje, una receta de cocina, cómo editar un video o cómo solucionar un desperfecto técnico del auto, la licuadora o el celular. Pero también acuden a You Tube para resolver ejercicios matemáticos, repasar un contenido escolar incomprendido o ilustrarse sobre temas que los convocan. Hace poco nos enteramos del fenómeno de los edutubers que es el reverso de esta práctica.


¿Cómo aprenden? A fuerza de ensayo y error, de hacer y experimentar: aprenden haciendo. Y lo hacen en comunidades de práctica, interactuando en redes y asumiéndose como productores y no meros consumidores de información. Para ello se vuelcan en general a las narrativas audiovisuales y se deslizan por diferentes lenguajes, porque los nuevos medios ya no los obligan a ser lineales, a permanecer anclados en un lugar mental. Alessandro Baricco lo explica muy bien en The Game (4): lo que les permite la Web es “dejarse dictar por el mundo la estructura de sus pensamientos y los movimientos de su mente”. Basta con echar un vistazo a aplicaciones y recursos digitales como los simuladores, google earth o ciertos videos concebidos especialmente para abordar contenidos escolares desde paradigmas que superan la cultura analógica, para comprobar cómo los soportes digitales ofrecen una representación del conocimiento que rompe con el carácter formal del saber para pensarlo en su expresión más concreta, no abstracta.


Incorporar esta nueva forma de habitar el mundo que conlleva la cultura digital es el gran desafío de la educación argentina. La suspensión de clases a la que obliga el brote de coronavirus no hace otra cosa que reeditar la necesidad de sintonizar el dispositivo escolar con nuestra era digital, ahora con el agravante de que el tiempo apremia. Pero hace falta advertir que podemos migrar a soportes digitales, desarrollar plataformas educativas virtuales e incorporar al trabajo escolar tecnología de punta sin que nada de ello sea eficaz si mantenemos la matriz pedagógica de la cultura analógica. Las TIC nos invitan a revisar nuestros paradigmas pedagógicos.


¿Cómo encarar la sincronización entre la cultura digital de los y las jóvenes y la cultura escolar? Ubicando el “qué” y el “cómo” de la enseñanza en las referencias culturales del mundo contemporáneo y en el tipo de diálogo que establecemos con ella. Para eso es necesario que discutamos: 1) Los roles implícitos que esto conlleva para docentes y alumnos, 2) las dinámicas de trabajo y el uso de determinadas tecnologías que supone, y 3) el tipo de relación con el saber que dichas referencias habilitan.


A veces un ejemplo (y una imagen) valen más que mil palabras. Les propongo abrir esa discusión sobre cómo se resignifican esas dimensiones usando como recurso un video para abordar un contenido escolar canónico. No sólo lo comparto porque creo que es de forma colaborativa que vamos a tener que empezar a muñirnos de los recursos que nos ayuden a migrar de la escuela biblioteca a la escuela laboratorio, sino también porque me parece que la enseñanza a partir de un material como este nos conmina a ser inteligentes, que hoy tiene más que ver con usar el conocimiento para crear, inventar y dar solución a problemas, que con conformarnos con reproducirlo.




1 Scolari, C. (2018). Alfabetismo transmedia en la nueva ecología de los medios. Universitat Pompeu. Disponible en: http://transmedialiteracy.upf.edu/sites/default/files/files/TL_whit_es.pdf 
Fabra, Barcelona.
2 Disponible en: https://www.lanacion.com.ar/opinion/de-que-sirve-el-profesor-nid910427
3 Scolari, C. (2018). “Lo aprendí en un tutorial”. Anfibia, UNSAM. Disponible en: http://revistaanfibia.com/ensayo/lo-aprendi-en-un-tutorial/
4 Baricco, A. (2019). The game. Anagrama, Barcelona.


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Cava
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